Necesito escribir, a estas horas solo lo puedo hacer cuando hay un absoluto silencio, pensando lo bueno y lo malo que he hecho con mi familia.
Tengo miedo, tengo miedo que me juzguen, ser señalada y criticada, pero soy humana, no soy la perfección en persona, tengo derecho a equivocarme y pedir perdón.  Soy mamá a las 24 horas del día, confieso que sin Jaime mi vida sería  el triple de estres que paso en ocasiones, estres muy fuerte, lloro, me frustro cuando algo nos pasa. Un mes o un poco más que mis hijos se han enfermado, desde la varicela, infecciones por las heridas (la hermana mayor) tos y gripe, me pregunte esto: ¿Qué hago de malo para verlos mal?, me deprimo sola, sé que es malo, pero como cualquier madre quiere ver a sus hijos sanos y fuertes, me puso mal; entonces Jaime me hizo reaccionar (como siempre) es parte de… todos hemos sido niños y también nos hemos enfermado. ¡Calma!. Me abraza, me dice que me ama, y me siento acompañada una vez más.


Hay días que me siento cansada más de lo normal quisiera dormir, quisiera poder estirarme como gato en su cama. Quisiera tantas cosas, y cuando creo que las tengo viene un: ¡Mamá, quiero pichi! ¡Mamá, quiero galletita! ¡Mamá! ¡Mamá! Eso es de parte de la Hermana Mayor pero falta Nicolás, él grita, llora, me jala, me pega si me ve pestañeando un poco. Su comportamiento es muy fuerte, no sé si será normal, pero a veces siento que nada he hecho bien, que no soy la mamá que merecen. ¡Paciencia! Si la tengo, pero quisiera mucho más, sobre todo cuando les digo que algo no puedo comprar porque no hay, porque no lo tengo a la mano, a veces comprende pero muchas no, y comienza a llorar, es donde ahí me siento la peor de todas, entiendo que muchas pueden hablar de paciencia, muchas veces lo hago yo pero si me dices que te sientes estresada es por algo, y te entiendo perfectamente por lo que pasas porque nadie nos dice como es  ser mamá, lo más seguro que nadie te felicita porque seguro te dirán: ¡Tú no haces nada!  Disculpen, pero ¡Qué carajos pasa con la gente!  En serio me da tanta pena que nos digan que no hacemos nada cuando somos amas de casa, cuando estamos solas en la tarde.


 Tengo terror a los temblores desde que soy mamá vivo en un tercer piso, y más de una vez encontré la puerta del primer piso con seguro, no pueden imaginarse el susto que me daba quedarme encerrada hasta que le dije a mi esposo o lo dejan sin seguro o me voy de la casa,  acaso ¿primero es lo material y después nosotros? Pues ahora todo bien no hay seguro, porque en serio que me desconocía y mandaba a todos a la punta del Huascarán.



En más de una vez les he gritado, si soy mala, si soy la peor, si soy un mal ejemplo, no tengo paciencia etc. Todos los adjetivos malos que puedas encontrar hacia una persona. Pero en las noches los abrazo, les hablo, están en mi pensamiento como ahora, como hoy y como en todas las noches y al día siguiente trato ser la mejor mamá, la que  ellos se merecen. Recuerdo los momentos hermosos que pasamos los cuatro, son inolvidables, y sobre todo trato de conversar con alguien para no callarme y quedarme con la culpa pero cuando me dicen: “Te comprendo también me pasa a veces” me siento acompañada, porque sé que podemos superarlo en tribu.
Estoy llorando, me hace bien llorar, y si tú lo estás haciendo porque quizás no has hecho las cosas como quieres, pues llora, hazlo, no te quedes con todo a dentro, no lo hagas es peor. Bota todo lo que tienes. Más de una vez desconfié en cómo estamos criando a nuestros hijos, más de una vez pensé que no podía más, más de una vez quería mandar al tacho todo, más de una vez pensé en no cocinar, más de una vez quería dejar todo sucio, pero veo sus caritas, pienso en lo bueno que me han traído mis hijos, y pienso en todo lo bueno que he logrado en ellos, mi niña segura de si misma, con una personalidad increíble, será una mujercita fuerte, y mi niño que aun esta tan pegado a mí, tan dependiente, que tenemos que comprenderlo mucho más. Son mi vida, son mi razón de existir. No soy una súper mamá, soy una mamá que se cae, se pone triste, se cansa, no está a la moda, pero daría la vida entera por verlos feliz siempre.

¡Estoy convencida en la crianza basada en el amor y respeto, y estoy más convencida que lo lograremos. Estoy convencida que entre nosotras podemos apoyarnos, escucharnos sin ser juzgadas! 

Fotografia: Gracias Ingrid Velasquez Photography por las hermosas fotos. 
No hablaré de mí, no hablare lo que deje de hacer  o lo que hago ahora, no hablare de mis hijos, no hablare de mi esposo. Hablare de la persona más importante de mi vida, porque sin ella seguro no tendría mis hijos, no hubiera conocido a papá pulpo, definitivamente no existiría.
¡Mamá! ¡Viejita! ¡Leona! (ese es su nombre) Gracias por todo lo que me has podido brindar. Gracias por ser esa persona fuerte, ese balance para la familia.
Hemos tenido días tristes, semanas que pasábamos sin luz, semanas que pasábamos con solo lo necesario; papá no tenía trabajo, salía buscar lo que podía, y tú hacías “chicle” el dinero para la comida y las otras necesidades. Tú que estuviste trabajando de todo para poder ayudar a nuestro papá. Tú que venias a las 6:00 pm soleada, cansada y sucia por dejar lindo las áreas verdes de Carabayllo. Tú que un buen tiempo llevabas peso, muchas veces te recogían y muchas veces los chóferes se iban de largo, muchas veces te caíste con ese peso de la bolsa y nunca te ayudaron, tú misma te levantabas y seguías tu camino.
Recuerdo tus pies, maltratados por el sol, por el trabajo que tenías, porque lampeabas, porque te ensuciabas, no me avergüenzo lo digo con orgullo, tu trabajo me sorprendía.
No tengo una mamá de oficina, no tengo una mamá que sepa de moda, y mucho menos que tenga alguna ayudita por el contrario siempre le ofrecíamos comprar una lavadora, ella con su terquedad característica y su rotundo ¡No! Nunca se le compró.
Mami, sabes que sentía cuando un carro no te recogía y se iban de frente,  impotencia, rabia, pidiendo a Dios que ojala nunca le hagan eso a su madre. Sabes que sentía cuando me contabas que no te daban asiento en el carro y a su vez te caías, nadie te ayudaba, me daba cólera pensando que ojala nunca les suceda.
Viejita, seguro que muchas mamás son como tú, mil oficios, las que se enferman pero están bien paradas. Las que trabajan en el sol, en el frío, en las madrugadas, con el peligro constante de las calles.                                                                                                                                                           Cuando recordamos todo lo vivido juntos, cuando comer un pollo a la brasa era lo máximo, cuando llevaba lo suficiente al colegio o preparado por ti era lo más genial, mientras sentía algo de discriminación por no tener suficiente dinero. A pesar que no teníamos demasiado, teníamos lo suficiente, teníamos para sobrevivir y estábamos unidos los 4.
Vivo orgullosa de ti, vivo orgullosa que eres mi mamá, la que me decía ojala sea parto normal porque la cesárea es horrible, tú ya lo habías pasado. Gracias por amar a tus nietos. Gracias por preocuparte por ellos. Gracias por cuidar a mi sobrina y ayudar a mi hermana. Gracias por todo, porque eres una mujer con los pantalones bien puesto, que no se deja por nadie, ni nada.
Mami bella, mamá hermosa, viejita adorable. Ahora sí, volveré acurrucarme en tus brazos, hasta quedarme dormida.








Como todos sabemos Faber Castell tiene los mejores productos para los niños en etapa escolar y por supuesto también para nosotros. Ahora que la Hermana Mayor está en el colegio ha sido de gran ayuda, las crayolas, papeles lustre, goma, tijera, plumones etc.
Hace unas semanas visitamos la fábrica de Faber Castell donde fuimos invitados para la premiación de los ganadores del plumón dorado por el 50 aniversario de la empresa, 27 de marzo. El evento fue toda una aventura de emociones y  felicidad, tanto para los niños, padres y los coordinadores.